Esta crítica a los reparos ante el derecho fundamental de la libertad de expresión es una bien fundada advertencia sobre los peligros de la manipulación de los valores democráticos ¿Cuál es la libertad de expresión de alguien que no puede hacerse escuchar? No es mucha, bien pensado, y Owen Fiss sugiere que esto es algo que concierne a la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. En este libro, una maravilla de la capacidad de concienciación y elocuencia, el autor reanima el debate sobre la libertad de expresión para invitar a reflexionar sobre el papel de la Primera Enmienda que garantiza el debate público, es decir un debate, en palabras de William Brennan, 'desinhibido, robusto y abierto'. Los discursos de difamación, de denuncia de pornografía, sobre los donativos para campañas electorales o sobre subvenciones a actividades artísticas dan lugar a una acalorada y a veces sobrecalentada lucha sobre tales asuntos. De esta manera se confronta con frecuencia la libertad, tal como está contemplada en la Primera Enmienda, con la igualdad garantizada por la Decimocuarta. Fiss presenta una visión democrática de la Primera Enmienda que supera esta oposición. Si la participación igual es una condición previa para el debate público libre y abierto, entonces la Primera Enmienda orienta los valores tanto de la libertad como de la igualdad. Analizando los efectos silenciadores de los discursos y su poder de imponerse, de intimidar al adversario de menor apoyo y representación o al que tenga una dicción menos afortunada, Fiss muestra cómo las exigencias de restricciones de gastos políticos o los discursos difamatorios pueden enjuiciarse o defenderse desde los términos de la Primera Enmienda y no a pesar de ella. De manera parecida, cuando el Estado exige a los medios de comunicación que emitan los discursos de la oposición o cuando subvenciona tipos de arte que ofrecen puntos de vista controvertidos o vanguardistas, está cumpliendo con su papel de proteger el autogobierno democrático contra las agregaciones de poderes privados que lo traicionen.

Autor: Owen M. Fiss

Páginas: 125

Valoraciones

No hay valoraciones aún.

Sé el primero en valorar “La ironía de la libertad de expresión”

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La ironía de la libertad de expresión

Esta crítica a los reparos ante el derecho fundamental de la libertad de expresión es una bien fundada advertencia sobre los peligros de la manipulación de los valores democráticos ¿Cuál es la libertad de expresión de alguien que no puede hacerse escuchar? No es mucha, bien pensado, y Owen Fiss sugiere que esto es algo que concierne a la Primera Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. En este libro, una maravilla de la capacidad de concienciación y elocuencia, el autor reanima el debate sobre la libertad de expresión para invitar a reflexionar sobre el papel de la Primera Enmienda que garantiza el debate público, es decir un debate, en palabras de William Brennan, ‘desinhibido, robusto y abierto’. Los discursos de difamación, de denuncia de pornografía, sobre los donativos para campañas electorales o sobre subvenciones a actividades artísticas dan lugar a una acalorada y a veces sobrecalentada lucha sobre tales asuntos. De esta manera se confronta con frecuencia la libertad, tal como está contemplada en la Primera Enmienda, con la igualdad garantizada por la Decimocuarta. Fiss presenta una visión democrática de la Primera Enmienda que supera esta oposición. Si la participación igual es una condición previa para el debate público libre y abierto, entonces la Primera Enmienda orienta los valores tanto de la libertad como de la igualdad. Analizando los efectos silenciadores de los discursos y su poder de imponerse, de intimidar al adversario de menor apoyo y representación o al que tenga una dicción menos afortunada, Fiss muestra cómo las exigencias de restricciones de gastos políticos o los discursos difamatorios pueden enjuiciarse o defenderse desde los términos de la Primera Enmienda y no a pesar de ella. De manera parecida, cuando el Estado exige a los medios de comunicación que emitan los discursos de la oposición o cuando subvenciona tipos de arte que ofrecen puntos de vista controvertidos o vanguardistas, está cumpliendo con su papel de proteger el autogobierno democrático contra las agregaciones de poderes privados que lo traicionen.

Autor: Owen M. Fiss

Páginas: 125

Q110.00

Solo quedan 2 disponibles

Pin It on Pinterest

Share This
Abrir chat
Pregunta por las ofertas de temporada
👋 ¡Escríbenos! 💬